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Ventajas de los inmuebles en ‘leasing’

26 Ene 2021 | Blog

En tiempos de coronavirus, donde la sociedad ha puesto el foco en la importancia del hogar pero existen dudas respecto la ubicación o las dimensiones de la vivienda ideal, plantearse la compra de un inmueble puede ser arriesgado. El leasing inmobiliario se presenta como una alternativa interesante a valorar no solo para la adquisición de viviendas convencionales, sino para locales comerciales y oficinas en el caso de las empresas, donde la falta de liquidez ligada el desembolso de capital inicial representa un problema para hogares y empresarios.

¿Qué es el leasing inmobiliario?

El leasing inmobiliario es un método de financiación a medio o largo plazo mediante un contrato de arrendamiento donde el interesado goza de una opción final de compra. Con esta modalidad el arrendatario que accede a estos inmuebles pacta con el arrendador financiero, generalmente bancos, unas condiciones de pago a su medida.

Esta modalidad tiene múltiples ventajas, pero la mayoría se agrupan bajo el concepto de ahorro financiero. Expliquemos por qué.

Ventajas del leasing inmobiliario

La principal ventaja del leasing va ligada a los costes de desembolso inicial. Al no tratarse de una compra, el interesado no solicita una hipoteca al uso, por lo que el desembolso inicial de capital no es necesario y además permite fraccionar la totalidad del importe de la deuda. Además, el mantenimiento del inmueble corre a cargo del arrendador mientras dure el contrato de leasing, lo que convierte esta modalidad en una opción accesible, sobre todo para compradores con poca liquidez o emprendedores al inicio de su aventura empresarial.

Esta modalidad permite financiar el 100% del coste de la inversión, prorrateando así los impuestos relacionados con la compraventa en las cuotas de pago. En el caso de las empresas, además, representará un ahorro fiscal, pudiéndose deducir en la presentación del IVA y del Impuesto de Sociedades.

El leasing también permite la elección de los tipos de interés, fijos o variables, según el perfil del comprador. Esta decisión marcará la cuota a satisfacer al mes y la posibilidad que el arrendamiento varíe, por lo que evaluar la capacidad de afrontar riesgos será un factor clave para determinar el tipo de interés más beneficioso.

Por último, el periodo mínimo de financiación en el leasing inmobiliario es de 10 años. En este sentido, disponer de este tiempo es un factor interesante para analizar si la vivienda que deseamos adquirir a la finalización del contrato de leasing responde a nuestras necesidades. Puede ser que durante estos años hayan cambiado, por lo que podríamos decidir no ejecutar la opción de compra y valorar otros posibles inmuebles. Este concepto también aplica a empresas en sus inicios, donde a veces no se tiene claro la capacidad de crecimiento del negocio. Optar por esta opción para analizar el crecimiento y ver necesidades reales se presenta como una gran ventaja.

Entonces, ¿compra o leasing?

Como siempre, depende. Si la persona interesada dispone de liquidez y tiene en mente la propiedad como inversión a largo plazo, entonces opción de compra. Si por el contrario es más cauto, no dispone de liquidez o no se quiere descapitalizar desde el principio y quiere además analizar la evolución de sus necesidades o negocio, el leasing será la mejor opción.